Martín Palermo no descansa: a pesar de estar licenciado hasta el 4 de enero, el Loco se entrena en Boca para ponerse a punto en lo físico. Un verdadero optimista.
...Consciente de la situación, Palermo no quiere dar ventajas ni tampoco relajarse. Y por esa razón es que pasa todos los días por Casa Amarilla, lejos esta vez de las vacaciones en Cariló, de las playas de Mar del Plata o de tomarse aviones al exterior buscando destinos exóticos. Su entrenamiento es siempre el mismo. Trota alrededor de las canchas del complejo, pasa por el consultorio médico para realizar sesiones de kinesiología y después se va al gimnasio un buen rato. Una rutina de mantenimiento exigente, para llegar al 4 de enero a punto. Arrancó con ese plan una vez que terminó el campeonato, luego de celebrar los dos goles ante Banfield. Aquel partido lo terminó con un fuerte traumatismo en el empeine del pie derecho (del que aún se recupera) y por eso, al día siguiente ya estaba en el club intentando rehabilitarse. Se entrenó allí hasta que se sumó al equipo que viajó a Barcelona para el partido ante la selección de Catalunya, el 22. Y, a su regreso, cuando todos pensaban que era su momento de descansar, Palermo siguió yendo a trabajar físicamente. Sin parar.
Se juega todo. Su futuro y su presente. Y aunque nadie discuta su pasado, él no se duerme en esos laureles. Quiere más. Le restan seis goles para alcanzar a Roberto Cherro, el máximo anotador xeneize. Pero no será suficiente. Necesita ser el optimista del gol. Y se entrena para eso.
Nota: www.ole.clarin.com
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