Copa Libertadores 2012
Fecha 5
Fluminense 0 - BOCA JUNIORS 2
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Fecha 5
Fluminense 0 - BOCA JUNIORS 2
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Triunfo, clasificación y revancha
Era brava la parada. No es para cualquiera ir a Brasil, con aires de revancha y volver con los tres puntos. No enfrentábamos a un rival menor. Era Fluminense, el tricolor, el que nos había vencido hace un mes en La Bombonera, el que venía con números perfectos, aspirando a ser el primero entre los primeros, el que hacia 27 años que no perdía como local un partido internacional.
Y Boca la sacó adelante. Como tantas veces en estos últimos años. Como con Palmeiras, Vasco da Gama, Santos o Gremio. Volvió en serio el Boca Copero. Y es una gran noticia.
Y Boca se trajo un 2-0 sin Somoza y sin Román. Con alta prestación del equipo como un todo sólido, donde como siempre refulgen algunos brillos propios. Y en esta ocasión las figuras estuvieron en los extremos de la cancha: Orión y Cvitanich.
El arquero tuvo una prestación de alto vuelo. Conteniendo con seguridad todos los embates locales, un par de mano a mano incluidos y como frutilla del postre, atajó un penal (mancha en el área), a poco del final que podría haber llevado incertidumbre al resultado.
Cvitanich, como siempre es el primer defensor y eficiente atacante. Los corrió a todos y peleó todas las pelotas. Cada vez se entiende mejor con Silva y cada vez rinde más esa sociedad. Como muestra basta el botón del primer gol. Despeje largo de Schiavi, el uruguayo cuerpea a uno de los centrales y lo obliga al error de peinarla para atrás, Cvita desacomoda al otro central y fusila al arquero.
Más allá de estos dos rendimientos puntuales, Boca no tuvo puntos flojos, ni entre los titulares, ni los que luego fueron entrando, tanto es así que Mouche (reemplaza a un fundido Cvitanich) y Sánchez Miño (reemplaza a un no menos fundido Erviti), son las claves del segundo y definitivo gol.
Al solido andar en el torneo local, ahora se ha sumado esta actuación bien a la altura de la tradición copera del equipo y los octavos de final de la Libertadores ya son realidad. Todavía se puede soñar con el primer puesto del grupo (se está pagando el precio del ridículo empate en Venezuela en el primer partido, como saltaba a la vista Zamora perdería el resto de los partidos), y sobre todo todavía podemos soñar con ganar los tres objetivos que nos planteamos. No es poca cosa promediando abril. Ninguno de los que empezaron con los mismos objetivos en el semestre está ahora en carrera por todos.
Era brava la parada. No es para cualquiera ir a Brasil, con aires de revancha y volver con los tres puntos. No enfrentábamos a un rival menor. Era Fluminense, el tricolor, el que nos había vencido hace un mes en La Bombonera, el que venía con números perfectos, aspirando a ser el primero entre los primeros, el que hacia 27 años que no perdía como local un partido internacional.
Y Boca la sacó adelante. Como tantas veces en estos últimos años. Como con Palmeiras, Vasco da Gama, Santos o Gremio. Volvió en serio el Boca Copero. Y es una gran noticia.
Y Boca se trajo un 2-0 sin Somoza y sin Román. Con alta prestación del equipo como un todo sólido, donde como siempre refulgen algunos brillos propios. Y en esta ocasión las figuras estuvieron en los extremos de la cancha: Orión y Cvitanich.
El arquero tuvo una prestación de alto vuelo. Conteniendo con seguridad todos los embates locales, un par de mano a mano incluidos y como frutilla del postre, atajó un penal (mancha en el área), a poco del final que podría haber llevado incertidumbre al resultado.
Cvitanich, como siempre es el primer defensor y eficiente atacante. Los corrió a todos y peleó todas las pelotas. Cada vez se entiende mejor con Silva y cada vez rinde más esa sociedad. Como muestra basta el botón del primer gol. Despeje largo de Schiavi, el uruguayo cuerpea a uno de los centrales y lo obliga al error de peinarla para atrás, Cvita desacomoda al otro central y fusila al arquero.
Más allá de estos dos rendimientos puntuales, Boca no tuvo puntos flojos, ni entre los titulares, ni los que luego fueron entrando, tanto es así que Mouche (reemplaza a un fundido Cvitanich) y Sánchez Miño (reemplaza a un no menos fundido Erviti), son las claves del segundo y definitivo gol.
Al solido andar en el torneo local, ahora se ha sumado esta actuación bien a la altura de la tradición copera del equipo y los octavos de final de la Libertadores ya son realidad. Todavía se puede soñar con el primer puesto del grupo (se está pagando el precio del ridículo empate en Venezuela en el primer partido, como saltaba a la vista Zamora perdería el resto de los partidos), y sobre todo todavía podemos soñar con ganar los tres objetivos que nos planteamos. No es poca cosa promediando abril. Ninguno de los que empezaron con los mismos objetivos en el semestre está ahora en carrera por todos.
Publicado por Eddie (bocayalgomas.blogspot.com.ar)
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