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Con lo justo y sufriendo demasiado
“El que piense que el paso por Salta será un paseo lujoso, un entrenamiento con público, se equivoca por mucho.” . Escribimos hace pocas horas, en el post anterior.
“Si perdíamos era una vergüenza para nosotros”. Orión después de la definición por penales.
“Santamarina nos hizo más fuerza que riBer”. Julio Falcioni, después del partido.
“Una cosa es la indudable diferencia de jerarquía entre uno y otro equipo, y otra, también muy cierta es que el conjunto de Tandil está ante una oportunidad que se le presentará muy pocas veces en la vida, en la que tienen todo para hacer historia y nada para perder.” Escrito en este blog en el post anterior.
Apuremos una definición tajante. Ni Boca es esta expresión pálida y deslucida que vimos, sobre todo en el primer tiempo, ni Santamarina de Tandil es un equipo que pueda jugar de igual a igual un campeonato de categoría superior a la que milita. Pero entre la desidia de unos y la enjundia de otros, las diferencias se acortaron notablemente y por largos minutos del primer tiempo, sobre todo los diez primeros, directamente no existieron esas diferencias.
Boca salió a jugar el partido a ritmo de entrenamiento. ¿Sobró al rival?, ¿falta todavía “ablande” físico?. Tal vez un poco de cada cosa. Lo cierto es que los tandilenses comenzaron con un desenfado que sorprendió al campeón, y le provocó tres situaciones netas de gol en los primeros diez minutos. Después, a fuerza de chapa y experiencia, Boca niveló y dominó el resto del primer tiempo, pero sin lograr inquietar a una defensa bien parada y que estaba haciendo de la mejor manera su papel. Y cuando el primer tiempo moría en un bostezo, llegó la apertura del marcador de parte de los tandilenses, centro medido, el goleador que madruga a Schiavi, y al descanso con mucha preocupación.
El segundo tiempo fue otra cosa. Boca salió a jugarlo como debiera haber sido al principio del partido. Presión en campo rival, desborde por los costados, volantes que llegaban. El gol era cosa de minutos. Y así fue. Delicioso centro de Román al punto penal, y frentazo de Roncaglia. Y cuando parecía que la lógica se imponía, bajó el ritmo de la presión, y si bien siguió dominando y generando algunas situaciones muy favorables (el rival no llegó nunca más al arco de Orión), lo cierto es que el partido se encaminó a un inamovible 1-1.
Luego fue el morbo de la definición por penales, y el alivio de vencer 4-3 (Orión atajó uno, otro pegó en el palo, se lo atajaron a Somoza).
Boca pasó a 16 avos de final de esta Copa Argentina, donde enfrentará a un rival de Primera C, Central Córdoba de Rosario, pero la forma en la que accedió y el nivel de juego mostrado, han dibujado un gran signo de interrogación de cara a los arranques del Clausura y la Libertadores. No para desesperarse, pero si para ir tomando las debidas previsiones.
“El que piense que el paso por Salta será un paseo lujoso, un entrenamiento con público, se equivoca por mucho.” . Escribimos hace pocas horas, en el post anterior.
“Si perdíamos era una vergüenza para nosotros”. Orión después de la definición por penales.
“Santamarina nos hizo más fuerza que riBer”. Julio Falcioni, después del partido.
“Una cosa es la indudable diferencia de jerarquía entre uno y otro equipo, y otra, también muy cierta es que el conjunto de Tandil está ante una oportunidad que se le presentará muy pocas veces en la vida, en la que tienen todo para hacer historia y nada para perder.” Escrito en este blog en el post anterior.
Apuremos una definición tajante. Ni Boca es esta expresión pálida y deslucida que vimos, sobre todo en el primer tiempo, ni Santamarina de Tandil es un equipo que pueda jugar de igual a igual un campeonato de categoría superior a la que milita. Pero entre la desidia de unos y la enjundia de otros, las diferencias se acortaron notablemente y por largos minutos del primer tiempo, sobre todo los diez primeros, directamente no existieron esas diferencias.
Boca salió a jugar el partido a ritmo de entrenamiento. ¿Sobró al rival?, ¿falta todavía “ablande” físico?. Tal vez un poco de cada cosa. Lo cierto es que los tandilenses comenzaron con un desenfado que sorprendió al campeón, y le provocó tres situaciones netas de gol en los primeros diez minutos. Después, a fuerza de chapa y experiencia, Boca niveló y dominó el resto del primer tiempo, pero sin lograr inquietar a una defensa bien parada y que estaba haciendo de la mejor manera su papel. Y cuando el primer tiempo moría en un bostezo, llegó la apertura del marcador de parte de los tandilenses, centro medido, el goleador que madruga a Schiavi, y al descanso con mucha preocupación.
El segundo tiempo fue otra cosa. Boca salió a jugarlo como debiera haber sido al principio del partido. Presión en campo rival, desborde por los costados, volantes que llegaban. El gol era cosa de minutos. Y así fue. Delicioso centro de Román al punto penal, y frentazo de Roncaglia. Y cuando parecía que la lógica se imponía, bajó el ritmo de la presión, y si bien siguió dominando y generando algunas situaciones muy favorables (el rival no llegó nunca más al arco de Orión), lo cierto es que el partido se encaminó a un inamovible 1-1.
Luego fue el morbo de la definición por penales, y el alivio de vencer 4-3 (Orión atajó uno, otro pegó en el palo, se lo atajaron a Somoza).
Boca pasó a 16 avos de final de esta Copa Argentina, donde enfrentará a un rival de Primera C, Central Córdoba de Rosario, pero la forma en la que accedió y el nivel de juego mostrado, han dibujado un gran signo de interrogación de cara a los arranques del Clausura y la Libertadores. No para desesperarse, pero si para ir tomando las debidas previsiones.
Publicado por Eddie (bocayalgomas.blogspot.com)
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