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Como un entrenamiento y a media máquina
Como cuando en un entrenamiento se forman dos equipos “mix” de suplentes y titulares, para armar un picado livianito. Así salió Boca a jugar en Mendoza:
Sosa (arquero suplente), Ruiz (suplente del suplente), Schiavi (titular), Insaurralde (titular), Sánchez Miño (suplente del suplente); Ledesma (peleará la titularidad), Somoza (titular), Erviti (titular, primer partido del verano), Chávez (casi titular), Mouche (peleará la titularidad) y Blandi (peleará la titularidad). Pero con el correr del partido, en el segundo tiempo, el mix se acentuó para el lado de los habituales suplentes: salió Schiavi y entró Sauro (suplente del suplente), salió Erviti y entró Colazo (habitual suplente), salió Chávez y entró Guillermo Fernández (juvenil de reserva), salió Ledesma y entró Araujo (habitual suplente). Pasado en limpio, Boca terminó jugando con: Sosa, Ruiz, Sauro, Insaurralde, Sánchez Miño, Fernández, Somoza, Colazo, Mouche, Araujo y Blandi.
El tema es que del otro lado, el equipo que marcha segundo en la B Nacional, puso todo lo que tenía a mano, arriesgando incluso más de lo aconsejable. Puso de entrada a un refuerzo francés que se lesionó a los 10 minutos y arriesgó al pibe q juega por izquierda y que venía de una lesión, por más de media hora.
Y así, entre uno que jugó mezcladito, y otro que puso todo, la historia se volvió a repetir. Y jugando a media máquina, haciendo nada más que lo imprescindible, Boca se impuso 1-0, y terminó el verano ganándole los dos partidos al rival de la B Nacional.
Del partido poco para comentar. Fue bastante aburrido. Boca cumplió satisfactoriamente la parte defensiva del libreto, sobre todo en el segundo tiempo se paró demasiado atrás, y careció de la presión que le conocemos. El calor, los viajes, los partidos cada cuatro días y la ausencia de muchos titulares pueden ser excusas valederas para esto. Una cantidad de llegadas del adversario (centros y tiros forzados) superior al promedio, dan fe de esto. Adelante, se atacó poco y definió justo. Perdido Pochi (tal vez lo más preocupante del verano, su bajo nivel), por lo que los delanteros quedaban aislados, a tal punto que el gol, que vino por la habitual vía del desborde y centro atrás, cambió de protagonistas, desbordó Ledesma (gran retorno de Pablo) y convierte Mouche, devenido en centrodelantero cabeceador.
Pasó el verano. Un buen verano. Queda la tranquilidad de que el concepto sigue vigente y se aplica juegue quien juegue, algo fundamental en el cargado calendario que se viene.
Viene febrero. Viene lo lindo, la adrenalina de tres competencias en serio. Y el vértigo de la obligación de ser protagonistas en todas. Ya sabemos de sobra el orden de prioridades, pero así y todo no hay que dejar nada de lado antes de tiempo. Así manda la historia. Así manda la camiseta.
Como cuando en un entrenamiento se forman dos equipos “mix” de suplentes y titulares, para armar un picado livianito. Así salió Boca a jugar en Mendoza:
Sosa (arquero suplente), Ruiz (suplente del suplente), Schiavi (titular), Insaurralde (titular), Sánchez Miño (suplente del suplente); Ledesma (peleará la titularidad), Somoza (titular), Erviti (titular, primer partido del verano), Chávez (casi titular), Mouche (peleará la titularidad) y Blandi (peleará la titularidad). Pero con el correr del partido, en el segundo tiempo, el mix se acentuó para el lado de los habituales suplentes: salió Schiavi y entró Sauro (suplente del suplente), salió Erviti y entró Colazo (habitual suplente), salió Chávez y entró Guillermo Fernández (juvenil de reserva), salió Ledesma y entró Araujo (habitual suplente). Pasado en limpio, Boca terminó jugando con: Sosa, Ruiz, Sauro, Insaurralde, Sánchez Miño, Fernández, Somoza, Colazo, Mouche, Araujo y Blandi.
El tema es que del otro lado, el equipo que marcha segundo en la B Nacional, puso todo lo que tenía a mano, arriesgando incluso más de lo aconsejable. Puso de entrada a un refuerzo francés que se lesionó a los 10 minutos y arriesgó al pibe q juega por izquierda y que venía de una lesión, por más de media hora.
Y así, entre uno que jugó mezcladito, y otro que puso todo, la historia se volvió a repetir. Y jugando a media máquina, haciendo nada más que lo imprescindible, Boca se impuso 1-0, y terminó el verano ganándole los dos partidos al rival de la B Nacional.
Del partido poco para comentar. Fue bastante aburrido. Boca cumplió satisfactoriamente la parte defensiva del libreto, sobre todo en el segundo tiempo se paró demasiado atrás, y careció de la presión que le conocemos. El calor, los viajes, los partidos cada cuatro días y la ausencia de muchos titulares pueden ser excusas valederas para esto. Una cantidad de llegadas del adversario (centros y tiros forzados) superior al promedio, dan fe de esto. Adelante, se atacó poco y definió justo. Perdido Pochi (tal vez lo más preocupante del verano, su bajo nivel), por lo que los delanteros quedaban aislados, a tal punto que el gol, que vino por la habitual vía del desborde y centro atrás, cambió de protagonistas, desbordó Ledesma (gran retorno de Pablo) y convierte Mouche, devenido en centrodelantero cabeceador.
Pasó el verano. Un buen verano. Queda la tranquilidad de que el concepto sigue vigente y se aplica juegue quien juegue, algo fundamental en el cargado calendario que se viene.
Viene febrero. Viene lo lindo, la adrenalina de tres competencias en serio. Y el vértigo de la obligación de ser protagonistas en todas. Ya sabemos de sobra el orden de prioridades, pero así y todo no hay que dejar nada de lado antes de tiempo. Así manda la historia. Así manda la camiseta.
Publicado por Eddie (bocayalgomas.blogspot.com)
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