TORNEO APERTURA 2011
FECHA 1
Olimpo (B. B.) 0 - BOCA JUNIORS 0
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Todo sigue igual, nada ha cambiado
Como si lo de ayer hubiera sido una fecha más del Clausura pasado, como si en el medio no hubiera habido un parate de más de un mes, una gira y llegada de varios refuerzos, Boca jugó exactamente igual que lo venía haciendo.
No perdió, suma once partidos invicto. No ganó, de los once partidos de referencia siete son empate. Le llegaron poco, no lastima casi nunca. En resumen, la misma mediocridad a la que nos habíamos acostumbrado y pretendíamos que cambiara.
Parece muy loco sacar conclusiones apenas jugado un partido, como visitante, en una cancha por lo general no demasiado amigable con los visitantes, aunque ahí Boca no ha perdido nunca, pero como esto es una exacta continuidad de lo anterior, el diagnóstico se hace solo.
Boca es un equipo pesado, lento, previsible, sin volumen de juego, sin rigor táctico, que salvo que haya un milagroso giro de acá en adelante nos seguirá regalando actuaciones de este bajo nivel.
Si queremos ser generosos se mejoró algo atrás. Roncaglia tuvo un buen partido, con Schiavi la defensa aparece mejor parada (al menos cuando el equipo es dominado y se tiene que quedar atrás) y no sufre en el juego aéreo. Orión estuvo correcto, sobre todo en la pelota que sacó a los 10 segundos, sí, 10 segundos de empezado el partido.
El gran problema empieza en el medio. Como un deja vu del comienzo del campeonato anterior, Falcioni vuelve a desarmar lo que funcionaba relativamente bien. Afuera Chávez y Colazo, adentro Rivero y Erviti. Y el rendimiento fue deficiente.
Erviti no hay vueltas, no rinde. No rinde como socio de Román, ni sirve para evitar proyecciones del rival que viene por ese lado y deja a Clemente a merced del 2-1 que le hacen. No es volante izquierdo y se nota, y más se empeñe Falcioni en ponerlo, más lo va a incinerar. Rivero del otro lado, cumplió en la parte defensiva y en el despliegue pero su aporte a la ofensiva fue nulo. Eso sumado a que Roncaglia no tiene proyección, anuló todo el flanco derecho para llegar. Precisamente todo el juego, y sobre todo en el segundo tiempo, cuando Boca atacó más se recostó sobre la izquierda. Román, que no jugó un gran partido y sin embargo fue por lejos lo más claro de Boca, solo encontró en Clemente y sus subidas el socio más claro para generar peligro, de hecho de ese tándem surgieron las situaciones de gol más claras, escasas por cierto.
Adelante, poco y nada. Si con Viatri hay que tener paciencia y valorar su despliegue, la primera impresión que deja Cvitanich es que va a lograr el milagro de hacer extrañar a Mouche.
En fin, primer partido, una línea de continuidad con lo anterior, hace que se haga muy difícil ser optimista. Quieran Dios y Falcioni que nos tengamos que morder la lengua y tragar las letras en muy pocos días. No habrá nadie más feliz que quien esto escribe si tiene que pedir perdón por la falta de confianza.
Como si lo de ayer hubiera sido una fecha más del Clausura pasado, como si en el medio no hubiera habido un parate de más de un mes, una gira y llegada de varios refuerzos, Boca jugó exactamente igual que lo venía haciendo.
No perdió, suma once partidos invicto. No ganó, de los once partidos de referencia siete son empate. Le llegaron poco, no lastima casi nunca. En resumen, la misma mediocridad a la que nos habíamos acostumbrado y pretendíamos que cambiara.
Parece muy loco sacar conclusiones apenas jugado un partido, como visitante, en una cancha por lo general no demasiado amigable con los visitantes, aunque ahí Boca no ha perdido nunca, pero como esto es una exacta continuidad de lo anterior, el diagnóstico se hace solo.
Boca es un equipo pesado, lento, previsible, sin volumen de juego, sin rigor táctico, que salvo que haya un milagroso giro de acá en adelante nos seguirá regalando actuaciones de este bajo nivel.
Si queremos ser generosos se mejoró algo atrás. Roncaglia tuvo un buen partido, con Schiavi la defensa aparece mejor parada (al menos cuando el equipo es dominado y se tiene que quedar atrás) y no sufre en el juego aéreo. Orión estuvo correcto, sobre todo en la pelota que sacó a los 10 segundos, sí, 10 segundos de empezado el partido.
El gran problema empieza en el medio. Como un deja vu del comienzo del campeonato anterior, Falcioni vuelve a desarmar lo que funcionaba relativamente bien. Afuera Chávez y Colazo, adentro Rivero y Erviti. Y el rendimiento fue deficiente.
Erviti no hay vueltas, no rinde. No rinde como socio de Román, ni sirve para evitar proyecciones del rival que viene por ese lado y deja a Clemente a merced del 2-1 que le hacen. No es volante izquierdo y se nota, y más se empeñe Falcioni en ponerlo, más lo va a incinerar. Rivero del otro lado, cumplió en la parte defensiva y en el despliegue pero su aporte a la ofensiva fue nulo. Eso sumado a que Roncaglia no tiene proyección, anuló todo el flanco derecho para llegar. Precisamente todo el juego, y sobre todo en el segundo tiempo, cuando Boca atacó más se recostó sobre la izquierda. Román, que no jugó un gran partido y sin embargo fue por lejos lo más claro de Boca, solo encontró en Clemente y sus subidas el socio más claro para generar peligro, de hecho de ese tándem surgieron las situaciones de gol más claras, escasas por cierto.
Adelante, poco y nada. Si con Viatri hay que tener paciencia y valorar su despliegue, la primera impresión que deja Cvitanich es que va a lograr el milagro de hacer extrañar a Mouche.
En fin, primer partido, una línea de continuidad con lo anterior, hace que se haga muy difícil ser optimista. Quieran Dios y Falcioni que nos tengamos que morder la lengua y tragar las letras en muy pocos días. No habrá nadie más feliz que quien esto escribe si tiene que pedir perdón por la falta de confianza.
Publicado por Eddie (bocayalgomas.blogspot.com)
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